Comportamiento de pastoreo en perros: ¡lo que necesita saber!

Se dice del perro que su comportamiento es gregario. Esto significa que es un animal social y vive en grupos. Naturalmente, busca la compañía de los demás porque la necesita. Los otros son sus congéneres, pero también humanos. Tampoco es el único animal que vive en manada: el lobo, el delfín, el elefante o el león también son especies gregarias. Descifrado del comportamiento de pastoreo en perros, orígenes, explicaciones, ventajas y desventajas.

Orígenes del comportamiento social en los perros.

El instinto de manada se encuentra en el antepasado del perro, el lobo (canis lupus). Hoy en día, la comparación entre perros y lobos es controvertida y considerada errónea, porque los grupos sociales formados por estos animales son fundamentalmente diferentes. De hecho, el lobo vive en la naturaleza, donde los recursos son limitados, mientras que el perro está domesticado y ve sus recursos mucho más accesibles. Sin embargo, la observación de animales salvajes permite comprender mejor ciertos vínculos y relaciones de poder que se establecen en un grupo de perros. Por lo tanto, se descubrió que los lobos vivían en manadas estructuradas en las que la cooperación era esencial para su supervivencia. A pesar de la domesticación y la evolución, el perro ha conservado este instinto de manada. Había varias razones para este comportamiento en los lobos: primero, poder cazar juntos aumentaba las posibilidades de éxito. Al coordinarse y cooperar, los animales podían rodear a su presa, perseguirla y luego derribarla. El comportamiento de la manada también sirvió para proteger el territorio de los intrusos. De hecho, una defensa colectiva es más eficaz.
Finalmente, el instinto de manada también está ligado a la reproducción. En los grupos de lobos, solo un macho criaba y se reproducía mientras que los demás criaban a las crías. Todos los miembros, por lo tanto, participan en la protección de los Cachorros que son más frágiles. Por lo tanto, los perros domésticos han heredado estas características y, por lo tanto, buscan naturalmente la compañía de sus compañeros perros. El instinto de pastoreo lleva a los perros a socializar con otros caninos domésticos para organizarse en manadas. Al unir fuerzas, buscan obtener los recursos que necesitan más fácilmente y protegerse mutuamente. Es por esto que siempre buscan interacciones con perros que consideran pertenecientes a su grupo social. Lo demuestran por sus ganas de ir a jugar, de comunicarse e interactuar con otros perritos, luego con sus amos y dueñas que también están integrados en su manada. No desarrollaremos la noción de jerarquía hoy fuertemente cuestionada. En efecto, la idea de dominación da paso a la de comportamiento social adecuado. Tenga en cuenta que este instinto puede verse alterado, frustrado o, por el contrario, amplificado, no solo por la educación recibida, sino también por el entorno y las interacciones con los humanos.

¿Cuáles son los beneficios de este comportamiento en los perros?

Este comportamiento natural tiene diferentes ventajas en nuestra mascota. Primero, promueve el fortalecimiento de los lazos sociales, no solo entre perros, sino también entre perros y humanos. Esto ayuda a desarrollar relaciones positivas, basadas en la confianza y el respeto mutuo. Además, cuando este instinto está satisfecho, contribuye al bienestar emocional del animal y del propietario. De hecho, el comportamiento sociable les da a los perritos un sentido de pertenencia y seguridad, lo que mejora su calidad de vida y reduce su estrés. Pero vivir con un perro realizado y equilibrado ayuda a nuestro propio desarrollo. Además, este instinto aporta cohesión social entre los diferentes miembros, ya sea entre perros o en una familia humana. El perro busca satisfacer a los miembros de su manada y encuentra su lugar en relaciones con fuertes lazos sociales, confianza y apoyo. Además, el comportamiento social contribuye mucho a la educación y desarrollo del cachorro. De hecho, naturalmente, éste se inspirará en los otros animales de su grupo para aprender los buenos códigos. Al interactuar con otros, los perros jóvenes aprenden habilidades sociales como la comunicación, su lugar en la manada y sus límites. Finalmente, las interacciones sociales proporcionan estimulación mental. En esta ocasión, los perros juegan, se desafían, se persiguen, lo que estimula su inteligencia, su coordinación y desarrolla su capacidad de resolución de problemas. Fomentan la actividad física y reducen el aburrimiento y el estrés. Un perro que ha aprendido bien a manejar las interacciones sociales en un grupo saludable estará más equilibrado con su familia humana, tanto emocional como conductualmente. Sabrá gestionar los conflictos, expresar sus necesidades y respetar los límites de su amo. Por lo tanto, siempre se debe fomentar el comportamiento de manada, ya que anima al perro a establecer relaciones sociales equilibradas.

¿Qué razas de perros tienen el mayor comportamiento de pastoreo?

El comportamiento social al ser instintivo, se desarrolla en todos los perros. Sin embargo, algunas razas educadas en manada y trabajando toda su vida dentro de un grupo social desarrollan más esta característica. Este es el caso de los perros de trineo, al igual que los perros de caza. Por cierto, los perros pastores, criados en manada, también utilizan este instinto en su trabajo. Entre los perros pastores encontramos al Border Collie y al Pastor Alemán que muestran un instinto gregario particularmente desarrollado. Tienen un fuerte deseo de cooperación y son muy sensibles a las señales sociales. También tienen el deseo de proteger su manada. Entre los perros de trineo, el husky siberiano, el samoyedo y el malamute son los primeros. Su espíritu de manada es particularmente fuerte y son capaces de sincronizar, coordinar sus movimientos cuando tiran de un trineo. La cohesión del equipo es fundamental, por lo que suelen estar atentos a las señales que envían sus semejantes. Han sido seleccionados por estas características y por ello se distinguen de los llamados perros de compañía. Finalmente, entre los perros de caza, aparece a menudo el Beagle. Es sociable y le gusta jugar con los demás. Se desarrolla en entornos sociales. Por supuesto, el temperamento de cada perro es único y las variaciones de uno a otro no permiten garantizar un comportamiento social más marcado en todos los individuos de una raza.

¿Cuáles son las desventajas de este comportamiento instintivo?

El instinto de manada a veces puede tener inconvenientes. Efectivamente, cuando se pasea en familia, por ejemplo, y cada uno camina a su ritmo, sucede que algunos perros buscan reunir a su familia, porque les incomoda ver a los miembros dispersos. En este caso, cuando se vuelve demasiado problemático, debes enseñarle a tu compañero canino a controlar sus instintos. Es esencial desviarlo de su papel unificador con la ayuda de una educación benévola. Es posible montar juegos en los que las diferentes personas de la familia se distancien provocando momentos de bienestar para el animal. Por lo tanto, debe comprender que el hecho de mudarse no es digno de preocupación o estrés. El instinto de rebaño puede presentarse de otras formas: miedo al animal cuando su amo entra en interacciones sociales con extraños o una dependencia excesiva acompañada de ansiedad por separación o conflictos. Se supone que la socialización temprana y continua evita este tipo de dificultades, pero algunos perros aún desarrollan un instinto demasiado fuerte. El refuerzo positivo, como la implementación de estrategias para gestionar la propia ansiedad, la multiplicación de encuentros en un contexto controlado y el enriquecimiento del entorno pueden mejorar la situación. Cuando esto resulte insuficiente, es recomendable llamar a un profesional, un benevolente conductista canino o adiestrador, que ayudará al perro a reducir el estrés que genera su instinto.

¿Cómo trabajar el espíritu de manada para conseguir una buena convivencia?

Hay varias formas de trabajar los instintos de tu perro para asegurar una buena convivencia con los humanos y otros animales de la familia.

  • Socialización temprana: el cachorro debe estar expuesto muy temprano a todas las situaciones y entornos para acostumbrarse a ellos y considerarlos normales. Así, se sentirá seguro allí a diario, con los miembros de su hogar. Haz la mayor cantidad de encuentros posibles con otros perros, otros humanos e incluso, si es posible, con otros animales si son sociables.
  • Dar cursos de adiestramiento canino para que integre las conductas adecuadas, pues si las tiene instintivamente con sus congéneres, es recomendable que las adquiera con los humanos.
  • Trabajar el refuerzo positivo que es la mejor manera de aprender buenos códigos sociales.
  • Aprende a conocer las diferentes señales que envía tu perro para poder responderle en el mismo idioma y comunicarte lo mejor posible con él.
  • Practica una supervisión atenta: cuando esté con otros perros, de los que no se sabe de antemano si están bien codificados o no, presta atención a sus intercambios para evitar cualquier conflicto o comportamiento indeseable. Intervenir rápidamente en caso de tensión para que tu perro mantenga siempre su confianza.