¿Crees que conoces bien a tu compañero canino, pero a veces tienes la sensación de que parece disgustado o enojado? ¿Estás seguro de que no hiciste algo que él odia? Al igual que nosotros, nuestras mascotas no apoyan algunos de nuestros comportamientos. ¡Aprender a comprender mejor lo que odia asegura una mejor relación y en muchos casos puede evitar el mordisco que no esperabas!
1 – Tu perro odia cuando las palabras y las posturas corporales se contradicen
Si eres un conversador incorregible, eso en sí mismo nunca molestará a tu mascota. Sin embargo, nuestros perritos son sobre todo expertos en lenguaje corporal más que versados en semántica. ¿Nunca has tenido la extraña sensación de que tu perro te estaba leyendo la mente? Cuando pensamos en un pedido, nuestro cuerpo envía muchas señales. Si estos siguen siendo imperceptibles para nosotros, no lo son para este canino capaz de descifrar el pliegue de tu boca, tu parpadeo o tu cuerpo que se inclina sutilmente hacia la izquierda. Cuando le damos una orden a nuestro perro, también debemos estar atentos a las señales corporales que le ofrecemos. Por ejemplo, cuando le dices a tu perro “terminó de jugar”, mientras tu cuerpo está inclinado sobre él, escucha dos cosas contradictorias, de hecho, inclinarse hacia él es como decir “¡Vamos a jugar!”. mientras que su pedido dice exactamente lo contrario. Imagina su confusión. Asimismo, si le tiendes la mano hacia él, es una invitación a que se acerque a ti mientras tu voz le dice que se quede quieto. Como guía, es crucial que aprendamos a adaptar nuestros gestos y actitudes corporales al comando emitido. Además, el perro no entiende el idioma en su totalidad, sino sólo 300 palabras de media, siendo preferible asociar palabras cortas a las órdenes que se dan y prestar atención a lo que dice nuestro cuerpo.Sabías ?Chaser, un Border Collie tiene el récord de reconocimiento de 1.022 palabras diferentes.
2 – Tener una vida bohemia
Por supuesto, a tu mascota le encantaría pasar sus días conociendo el mundo. Estamos hablando aquí más bien de las reglas de procedimiento. Para tu perrito, la regularidad y la constancia son esenciales para su bienestar. Así que si un día permites que tu perro se monte en el sofá, tendrá que ser siempre. La previsibilidad de las cosas les tranquiliza. Ellos, como nuestros pequeños felinos, necesitan puntos de referencia para florecer. La consistencia de las reglas de vida en su hogar, durante los paseos y encuentros con otros humanos u otros congéneres contribuyen a su desarrollo. Para enseñarles a convivir con nosotros, estos deben ser claros y aprendidos con la ayuda de una educación positiva compuesta por premios como golosinas, caricias o juegos.
3 – Los perros odian las caricias
Obviamente, estoy exagerando mucho. Sin embargo, no todos los perros disfrutan de los momentos tiernos y algunos odian las efusiones exageradas. Envolver a tu perro con tus brazos puede hacer que se sienta muy incómodo, ya que puede experimentar tu abrazo como una señal de dominio. Si poner la pata sobre otro perro puede representar una invitación a jugar, también significa dominación entre perritos. Aunque nuestras mascotas saben muy bien cómo diferenciar a sus congéneres de nosotros, sentirse atrapado en tus brazos no es nada agradable. Si algunos toleran nuestra forma particular de demostrarles nuestro apego, pueden aparecer reacciones negativas ante lo que otros considerarán como una amenaza. Si tu perro ladea la cabeza, echa las orejas hacia atrás y evita el contacto visual, esta muestra de ternura le está incomodando mucho. Escúchalo y no lo abraces. Tampoco dejes que tus hijos prueben estas caricias, bajo pena de ser mordidos, del mismo modo, ciertas caricias pueden molestar a tu perrito. Por lo general, se lamerá las chuletas muchas veces si una caricia no le conviene. Evitaremos por tanto acariciar sus zonas. Por último, si el perro tolera una palmada en la cabeza de su amo, los niños y las personas que no conocen al perro preferirán aplanarle el cuello o el trasero para evitar cualquier riesgo de mordedura.
4 – Ser mirado directamente a los ojos
En lenguaje canino, el contacto visual es a la vez un signo de confianza o desconfianza entre dos perritos. Mirar a tu perro directamente a los ojos mientras estás enojado hace que se dé cuenta rápidamente de que no estás feliz en absoluto. Con un perro desconocido, es mejor no mirarlo fijamente, incluso si estás sonriendo. Este último puede interpretar su comportamiento como un signo de agresión o dominación. Cuando te encuentres con un animal que no conoces, admira sus orejas o sus nalgas. Háblale suavemente, mientras inclinas un poco tu cuerpo. Al hacerlo, el perro se tranquilizará y aceptará más fácilmente tus caricias en su cuello.
5 – Salir sin poder explorar el mundo de su trufa
Si nos gusta tomarnos el tiempo para admirar una puesta de sol o el oleaje del mar en la orilla, nuestros perros odian que les impidamos sentir el mundo. El sentido del olfato de un perro es una verdadera máquina para explorar el mundo. También les permite descubrir los últimos mensajes que han dejado sus amigos caninos o sus enemigos. Asegúrate de dejar siempre que tu compañero canino huela las más mínimas fragancias que le interesen. Esta excelente herramienta de comunicación juega un papel clave en la memorización de los lugares que visita o en el recuerdo de las personas y otros animales que encuentra. Además, también utiliza este sentido para orientarse. Incluso un paseo corto debería permitirle a su perro oler lo que pasa al alcance de su nariz.
6 – Odian cuando estamos tensos
Capaz de diseccionar la más mínima de nuestras entonaciones y el más mínimo de nuestros micromovimientos, el perro percibe cuando estamos estresados o relajados. Si sientes que tu animal se está poniendo rígido, pregúntate y analiza cómo te sientes tú en este momento. Es una apuesta segura que usted mismo está estresado. Durante una sesión de educación, probablemente hayas notado que tu perro es mucho más receptivo cuando estás relajado. Sí, nuestras personas altamente sensibles están más inclinadas a aprender cuando el maestro permanece tranquilo y sereno. Si tu perro es muy reactivo, es mejor posponer la sesión si te sientes nervioso o enojado, aunque no sea contra él. Respira y reanuda la sesión cuando estés zen, tu perro te lo agradecerá y estará más inclinado a aprender un nuevo truco o una nueva orden.
7 – A nuestros perros no les gusta el aburrimiento
Cuando tu perro esté aburrido, encontrará mil y una formas de llenar esa frustración: mordisqueando tus zapatos o tus muebles, saltando para que te levantes y le ofrezcas una actividad. Aunque sepamos días agotadores, cuando por fin volvemos, nuestros perritos necesitan que los cuidemos y que les ofrezcamos actividades. Planifica en tus días tanto paseos como actividades que estimulen sus neuronas. Una alfombra de excavación, un nuevo truco para realizar, un juego de pelota hará las delicias de tu mascota. Para un perro bien en sus patas, siguen siendo esenciales de 15 a 30 minutos de actividad cerebral por día.
8 – Causando tensión en la correa
La primera regla que debe recordar al sacar a su perro con correa es sujetarlo sin apretar. Cuanto más agarras la correa, más se tensa y estresa tu perro. El aumento de la emoción lo impulsa a tirar de la correa. Por lo tanto, es necesario sujetar la correa de forma flexible y relajada. Cuanto más flexible es, más tranquilo se siente tu loulou. Cuanto más rígida es la correa, más siente que el mundo que lo rodea es un peligro. Si tiene dificultades para caminar con correa, comuníquese con un entrenador de perros. Este profesional te enseñará cómo dar las señales correctas para que tú y tu amigo de cuatro patas caminen con correa sin estrés.
9 – Tu mascota odia la socialización forzada
Es menos probable que algunos perros que están más ansiosos que otros se encuentren con otros perros u otros humanos. Si tu perro es tímido y reservado por naturaleza, no lo obligues y déjalo ir a su propio ritmo. En lugar de presentarle a su perro a un nuevo amigo canino poniéndolos cara a cara, camine juntos, pero a distancia el uno del otro. Después de unos largos minutos de caminata, prueba una presentación oficial sin obligar a tu amigo de cuatro patas. Según su comportamiento, comprenderá rápidamente si está listo para una interacción más cercana.
10 – Formular órdenes incomprensibles
Si a tu perro le encanta cuando le susurras cosas dulces al oído o le cuentas sobre tu día, debes saber que es poco probable que entienda todo lo que dices. Pero le encanta que lo cuides a menudo. Sin embargo, cuando se trata de darle una orden o enseñarle un nuevo comando, sea breve y claro. Adopta un lenguaje corporal particular para el comando que quieres que lleve a cabo. Simplificando la información con una sola palabra, asociando un gesto notable, tu loulou entenderá mucho más rápido lo que esperas y estará encantado de obedecerte.Finalmente, observa atentamente a tu perro y su comportamiento. Su personalidad es inimitable y sus necesidades específicas a su especie. Al tomarse el tiempo para comprender su lenguaje corporal, comprenderá mejor lo que le gusta o no y puede construir una relación sólida y respetuosa con su compañero canino.