Un perro agresivo es un perro dominante: ¿verdadero o falso?

Muy a menudo, cuando hablamos de un perro agresivo, decimos que es “dominante”. Sin embargo, esta afirmación es falsa. El dominio y la agresión del perro son dos estados distintos. Hagamos un balance para entender la diferencia entre perros dominantes por un lado y perros agresivos por el otro.

¿Qué es un perro dominante?

La estructura jerárquica de los perros es herencia de su pasado lejano, cuando vivían en manada, mucho antes de su domesticación. El dominio, a diferencia de la agresión, no es un rasgo de carácter, sino un estatus social. Esta posición en la manada no es fija y un perro dominante puede verse sometido por un congénere. El papel del «líder de la manada» es proteger a los otros perros, organizar las comidas, gestionar el espacio pero también decidir sobre la sexualidad. Un perro dominante no necesita luchar para proteger su estatus, su postura de «líder» suele ser suficientemente disuasoria. Hoy en día, los perros ya no viven en manadas ni en libertad. En cualquier caso en la Francia metropolitana. La idea de dominación sobre los seres humanos es, en todo caso, completamente refutada por la ciencia. Si tu perro es agresivo, no es porque sea dominante. El abuso del lenguaje es frecuente, pues algunos perros parecen dominar a su amo, no siendo suficiente su autoridad. Sin embargo, la laxitud en el adiestramiento canino no conduce necesariamente a la agresividad.

¿Qué causa la agresión del perro?

Si la agresividad del perro no se puede atribuir a ninguna dominación, ¿de dónde viene? Generalmente, la agresividad refleja incomodidad, mala educación o simplemente un instinto defensivo. Veamos en detalle las causas que hacen que un perro sea agresivo.

Agresión por dolor

Cuando están heridos, viejos o enfermos, los perros pueden ser más agresivos. Este comportamiento está destinado a evitar más dolor debido a un mal manejo. Una vez aliviado, si es posible, el perro volverá a su comportamiento normal. Un comportamiento que, al fin y al cabo, no dista tanto del comportamiento humano. Cuando estamos enfermos, cuando sufrimos, no estamos en nuestras mejores disposiciones hacia los demás, y muy a menudo en malas compañías.

agresión materna

Como cualquier animal, la perra querrá proteger a sus crías. Por lo tanto, puede mostrar signos de agresión para protegerse del peligro que representa otro perro, otro animal o un ser humano. En definitiva, su instinto maternal entra en acción, y no es recomendable acercarse a una perra y a sus crías si no nos invita. Es necesario un clima de confianza para que el encuentro se desarrolle en buenas condiciones.

Agresión por miedo

Este tipo de agresión suele dar lugar a ataques impredecibles. El perro no mostrará señales de advertencia cuando ataque a su víctima. O mejor dicho, los muestra, pero el humano a menudo los malinterpreta, o la situación es demasiado rápida para tener tiempo de reaccionar adecuadamente. En este tipo de casos, la ayuda de un conductista canino podría ser de gran valor para ti. Te ayudará a comprender mejor a tu perro en general, pero también a identificar el desencadenante que le provoca la sensación de miedo.

Agresión por molestia

Las primeras víctimas de esta agresividad suelen ser los niños. Sin saber descifrar las señales, seguirán solicitando al perro que, llevado al límite, se volverá contra ellos. Por eso es importante establecer reglas de vida a la hora de acoger a un perro en la familia. Incluso si el perro es lindo, incluso si el perro es agradable, incluso si el perro adora a sus «pequeños amos», es fundamental que aprendan a respetar al animal y su espacio vital.

Agresión por mala socialización.

La socialización es sin duda la etapa más importante en la vida de un perro. Debe realizarse dentro de las primeras doce semanas de su vida. Es un período corto donde tendrá que vivir un máximo de experiencias positivas. Esta tarea no solo recae en el amo, sino también en el criador quien tiene el deber de iniciar la labor de socialización. De hecho, un perro no puede transferirse legalmente antes de las ocho semanas de edad. Sin embargo, es preferible esperar 12 semanas para una socialización exitosa con padres y hermanos. Además, esta labor debe continuar durante toda la vida del perro. La socialización se adquiere a través de los encuentros. Entonces, en un paseo por el parque, no dudes en pasear a tu perro y dejarlo ir con sus congéneres.

Agresión por falta de desarrollo.

Entrenar a tu perro puede tener un gran impacto en la agresión de tu perro. De hecho, un perro entrenado en el miedo, la frustración o el castigo físico, por ejemplo, será más propenso a la agresión que un perro criado en un ambiente positivo. Las condiciones de vida en el criador también pueden tener una gran influencia. Por eso, si crees que percibes un problema en la cría, no es recomendable llevar a tu compañero allí, aunque sea para «salvar» a un cachorro. Un perro dominante no es sinónimo de un perro agresivo. Es sobre todo una excusa presentada cuando no se puede determinar la causa de esta agresividad. La agresión de un perro siempre debe tomarse en serio. Es necesario determinar las causas para poder corregirlas y prevenir cualquier riesgo de accidente.