Las mascotas tienen un lugar importante en nuestras vidas. Si tienes un perro, sabes que el mejor amigo del hombre es tan leal como cariñoso. Cuando nos deja, nuestro mundo se derrumba. El período de duelo en el que se pierde a un perro es muy difícil, tanto si la muerte del animal es accidental como si es previsible. ¿Cómo afrontar este evento? Para ayudarte, aquí te explicamos cómo comprender las diferentes fases que siguen a la muerte de un animal, así como las soluciones para gestionar mejor el período de duelo.
La pérdida de un perro siempre es difícil
Perder a tu perro nunca es fácil. Al contrario de lo que se pueda pensar, es tan difícil perder un perro joven como un perro viejo. Asimismo, la pérdida de tu mascota será dolorosa sea cual sea la causa. Tomemos dos ejemplos. En la primera, el perro está viejo y enfermo. Además, el veterinario te advirtió que estaba condenado. En el segundo, el perro es joven y fogoso. Saltó la puerta y lo atropelló un auto. Sepa que en estas dos situaciones, la pérdida del animal es una prueba. Un perro es una mascota que ocupa espacio en nuestras vidas. En casa, tu perro está muy presente. Su cesta está en el salón, sus cuencos en la cocina, sus juguetes tirados por todas partes, al igual que su pelo… Todos los días hay que darle de comer, sacarlo, mimarlo y jugar con él. A cambio, el canino te da un amor ilimitado. Si muere, deja un vacío en tu hogar y en tu vida.
Las diferentes etapas del período de duelo
Al igual que cuando perdemos a un ser querido, a la muerte de una mascota le sigue un periodo de duelo que puede ser muy difícil de convivir. Para entenderlo mejor, aquí están las diferentes etapas que lo componen.
Impresionante
La fase de tambaleo es una fase de shock. Te acabas de enterar de la muerte de tu animal y, sea previsible o no el hecho, te deja en un estado de asombro. En este momento, mucha gente tiene la impresión de que “el mundo se está derrumbando”. Este paso es muy corto.
Negación
La negación es una fase que suele durar muy poco tiempo. Acabas de perder a tu perro pero aún no has asimilado la noticia y sobre todo sus consecuencias. Durante este tiempo, esperamos ver a su compañero saludarnos en la puerta de casa o entrar en la cocina cuando llenamos sus cuencos. La negación se explica por la negativa a aceptar la muerte. Es una actitud protectora que no debe perdurar en el tiempo.
Ira
La ira es una etapa difícil tanto para los miembros de la familia como para quienes te rodean. De hecho, el maestro tiende a querer encontrar un culpable. Ataca al veterinario que no supo atender al perro, al familiar que no dio la alerta, a la persona que fue negligente… No es raro que aún cuente una y otra vez la historia de la tragedia y cómo pudo haber ocurrido. sido evitado. Durante la fase de ira, es difícil o incluso imposible razonar con la persona que sufre.
regateo
La negociación es una etapa que no se experimenta automáticamente durante el duelo. Durante este período, el amo negocia: “si hago tal o cual acción, mi perro volverá”. Por supuesto, ¡eso es imposible! Pero en el dolor, la razón no siempre está ahí.
La culpa
La culpa está muy presente tras el duelo de su perro. Si la muerte es accidental, el maestro se culpa a sí mismo por no haber tomado las decisiones correctas. En su cabeza revive el drama tratando de cambiar las cosas. La culpa también está presente cuando se toma la decisión de sacrificar al animal. La muerte se da voluntariamente, aunque a veces es la única solución para reducir el sufrimiento.
La tristeza
La tristeza es, con mucho, la fase más larga. Has aceptado la muerte de tu animal pero no te recuperas de ella. Durante el período de tristeza, hay un paso crucial: la aceptación. Por supuesto, incluso después sentirás dolor, pero ahora sabes que tu perro no volverá y tienes que seguir adelante.
¿Cómo lidias con el duelo de tu perro?
Para que la muerte de tu perro sea menos difícil, debes aceptar las diferentes etapas del duelo. Sepa que está bien sentirse mal. Un perro es un miembro de la familia. Un miembro diferente pero que tiene un lugar importante. Por lo tanto, debes tomarte el tiempo para afligirte mientras tratas de canalizarte, especialmente durante la fase de ira. Uno de los reflejos a tener cuando pierdes a tu perro es rodearte de las personas adecuadas. Si comparte su dolor con un ser querido que no tiene una mascota, es posible que le resulte difícil apoyarlo. Para él, su reacción es excesiva. Lo mejor es comunicarse con personas que entienden el lugar del perro en una familia. Es posible discutir en línea con otros maestros, en foros, por ejemplo. Te sorprenderá la cantidad de apoyo que puedes obtener de completos extraños. Manejar los asuntos del perro es importante. No se puede guardar todo de la noche a la mañana. Lo ideal es recoger las cosas al nivel de la cesta o del cojín. Cuando estés listo, puedes almacenarlos o dárselos a una asociación. No dudes en quedarte con un objeto si es importante para ti. Este paso es fundamental si no puedes enterrar a tu perro en tu jardín.
¡Cuidado con otras mascotas en la casa!
Es imperativo no descuidar a los demás animales del hogar. Si tienes otro perro o un gato, debes saber que tus compañeros también sienten una especie de malestar. Incluso si no tienen un duelo que superar, pueden experimentar dificultades con la ausencia del perro o los cambios que ocurren después de la muerte. Aunque no hay que obligarse, es necesario mantener los hábitos de antes. Hay que cuidar a los animales de la casa, darles de comer, sacarlos, mimarlos… Ellos pueden ayudarte a superar tu dolor.
Recuperar un perro: ¿es una buena idea?
No debe recuperar un perro para reemplazar al que perdió. Es imperativo esperar a que se haga el duelo. Debes aceptar la muerte de tu mascota antes de planear adoptar otro perro. Si apresura las cosas, corre el riesgo de no formar un vínculo sólido con su nuevo compañero. Una vez que te sientas listo, puedes enfrentarte a otro perro. No es necesario elegir la misma raza. Debido a que su vida y su vida diaria han cambiado, puede cambiar a una raza diferente y, por lo tanto, la personalidad encaja mejor. Puedes adoptar un cachorro o un perro adulto. Evita darle el mismo nombre pero también las pertenencias de tu perro fallecido. ¡Estás haciendo un nuevo comienzo!